Coronavirus y el dilema de la acción colectiva.
- About Politics
- 7 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 9 abr 2020
Autor: Germán Hernández
El dilema de la acción colectiva siempre me ha resultado uno de los más interesantes dentro de la ciencia política, sobre todo por la cuestión del gorrón. Y con las imágenes que vimos al inicio de esta crisis con las personas lanzándose en masa a comprar alimentos, en ocasiones innecesarios y absurdos, he pensado sobre este tema. Adviértase que tampoco he pensado mucho, lo que mis limitadas capacidades cognitivas me permiten.
El dilema de la acción colectiva, dicho a groso modo, se basa en que si todos tenemos un comportamiento racional perdemos el juego, sobre todo si el grupo es numeroso. Y esto, en parte, se debe a que el comportamiento racional, en el sentido económico, tiene ciertos tintes egoístas. Y lo curioso de aplicar esta teoría a este caso es que supera la tragedia de los comunes de la que nos hablaba Hardin (2005). En la universidad me explicaron este juego con el ejemplo de la pandemia. Que viene totalmente al caso.
Supongamos que existe un virus que esta infectando a la gente, cosa que no es muy difícil imaginar en estos días. En esta situación todas las personas decidimos vacunarnos para que el virus no se expanda. Aquí el comportamiento racional manda no vacunarse, pues si todas las personas de mi alrededor están vacunadas nadie me pegara el virus. Por lo tanto, yo no asumo el coste de la vacuna y obtengo los beneficios. Estoy siendo el free rider, o gorrón en castellano. El problema está en que si todos actuamos así el virus se expande y todos morimos.
Aplicado a la locura colectiva que hemos visto en los supermercados estos días se aplicaría de la siguiente forma. Nos encontramos frente a una situación de posible confinamiento. En este punto, las personas tenían el miedo de quedarse sin los productos necesarios. Pero aquí lo ideal, lo que la acción colectiva manda, es mantener la calma y seguir con el consumo habitual. Asumir el coste de convivir con la incertidumbre y el miedo con la finalidad de dejar las estanterías con productos suficientes para el resto. Pero no hemos actuado así. La gente se lanzó en masa a comprar generando los problemas de desabastecimiento. Si se hubiera mantenido la calma y hubiéramos tenido un comportamiento más comunitario y no tan individualizado los supermercados no hubieran tenido ese problema.
Claro que, como hemos dicho, cuando los grupos son números estos comportamientos son imposibles, siendo necesaria la intervención del Estado, aplicando lo que Ostrom (2011) llamaba los incentivos selectivos, que pueden ser de carácter positivo o negativo. Por ejemplo, limitando la cantidad de productos que se pueden adquirir. Medida que algunos supermercados se autoimpusieron.
Lo cierto es que el dilema de la acción colectiva da para mucho más, y no solo guarda relación con la tragedia de los comunes, sino también con el dilema del prisionero y otros tantos escenarios. Aquí simplemente os presento un pequeño ejemplo. Si queréis profundizar en este tema os dejo los clásicos de esta teoría y os invito a buscar los muchos artículos que podéis encontrar las revistas de referencia.
Ostrom, Elinor (2011): El Gobierno de los bienes comunes: la evolución de las instituciones de acción colectiva. México. Fondo de Cultura Económica.
Olson, Mancur (1994): The logic of collective action : Publics goods and the theory of groups. Massachusetts : Harvard University Press
Hardin, Garret (2005): La tragedia de los comunes. Polis. Revista Latinoamericana. nº10.
Comentários